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Monday, December 26, 2005

Matarratas a 5 euros

Matarratas a 5 euros.
Don Quijote probó el bálsamo de Fierabrás sólo una vez y eso que estaba loco. Nuestros jóvenes pacenses, en cambio, ingieren, sábado tras sábado, un volumen ilimitado de veneno. Resulta inconcebible el que sus resacas apocalípticas, mucho peores que los retorcijones que sufrió el ilustre hidalgo, no les den una pista sobre su error. Me indignan esos miserables hosteleros (entre bares, discotecas y tiendas de botellón podría citar más de 50 locales en la provincia de Badajoz que venden matarratas a cinco euros) a los que les compensa un ahorro a cambio de la salud de los jóvenes, pero me indigna mucho más la pasividad de esos borregos, que en su mayoría serán vomitados en breve por la UEX directamente hacia la lista del paro, a la hora de consumir felizmente el adulterado condumio. Hacía 5 años que no salía por Badajoz y se me partió el alma cuando vi una sucursal bancaria en mi “Penélope” de siempre, cuando comprobé que “La Bruja” ya no embrujaba, cuando vi que por el casco antiguo ya no había ni un alma... pero me enojó enormemente el que desde Plata, Ribera y Cosmópolis hasta Güaira sólo encontrara triacas (nauseabundo bebedizo medieval) por cubatas. Muy pronto veremos las consecuencias de este abuso y es que este envenenamiento posee una gravedad superior a la de un robo o un chantaje porque afecta directamente a nuestra salud, sin embargo, nadie se ha preocupado nunca de atajarlo. Yo, al menos, escribo esto y me sentiré feliz con que, al menos, devuelva la vista a un ciego. ¿Qué estamos haciendo con nuestros jóvenes y, lo que es peor, qué se están dejando hacer ellos?

Más adentro

El grueso de la humanidad constituye una secta de miembros dóciles a los que se aletarga diariamente con un burdo consumismo y con píldoras televisivas de pocas vitaminas. Independientemente de que se decante por un lado u otro, lo más importante de la película de Amenábar es que nos hace pensar. Acostumbrados a tanto cine calamidad encontramos un rincón donde se nos conduce hacia una mirada más adentro, donde se nos formula la pregunta básica de la existencia: ¿Merece la pena vivir? Todos sabemos que vamos a morir pero ninguno se lo cree. Esquilo dejó escrito que Prometeo hizo que los mortales dejaran de andar pensando en la muerte antes de tiempo poniendo en ellos ciegas esperanzas. Lo cierto es que resulta casi imposible encontrar a gente pensando, ya sea en la calle, en un bar o en medio de la cola del autobús, y éste sería un hecho que ayudaría increíblemente a la humanidad. La esencia de la libertad se basa en la reflexión por lo que nos encontramos rodeados de esclavos inconscientes de su propia esclavitud. La realidad, como decía Ramón Sampedro, es que la iglesia necesita del temor a la muerte para su existencia, por eso es enemiga de la eutanasia, ya que si el hombre pierde el miedo a morir le podría tirar el chiringuito, pero lo más importante de todo esto es que la película ha generado entre nosotros un montón de preguntas y meditaciones, las cuales se mantenían ocultas con telarañas en las buhardillas de la mayoría de nuestras memorias.

La Comunidad Europea no es Europa.

¿Quién puede afirmar que un alemán sea más europeo que un ruso? ¿Quién puede decir que Grecia, el origen de todo, no es Europa hasta 1981?
Nos han intentado engañar con ese cuento de Europa: ¡Hay que votar a Europa!, ¡Por fin ya somos europeos! España ha sido siempre Europa, y cuarenta años de aislamiento franquista no pueden borrar el resto de historia (en la que este país ha sido un gran protagonista en el continente). Nos intentaron vender en las últimas elecciones eso de votar a Europa, pero llegó al colmo de la hipocresía considerar como victoria el rotundo fracaso que supuso el que la mitad de los españoles no votáramos. ¡Hemos superado las predicciones! se jactaban... algo así como si van tus tres hijos a una guerra y estás feliz porque sólo se mueren dos.
A España se le permitió entrar en la CEE, sí, pero con unas condiciones leoninas. Felipe cuenta que, para explicar ilustrativamente la situación, acabó relatándole a la Thatcher el chiste del paralítico que va a Lourdes y se despeña por un barranco. En la caída gritaba: Madrecita, madrecita... ¡que me quede como estoy! La entrada en la comunidad europea nos hizo arrancar vides, matar vacas... (¡y los ingleses se quejaban por tener que cambiar sus sistemas de medida!) Lo peor es que entre el IVA y el cambio al puto euro hemos perdido una cantidad asombrosa de poder adquisitivo, aunque es aún más asombroso que apenas nadie se queje de este bajón en la calidad de vida. Todavía no tengo claro qué es lo que hemos ganado por pertenecer a esta comunidad. Como decía Unamuno, en lugar de europeizar España habría que españolizar Europa.

Sunday, December 25, 2005

Los farraguas

Los farraguas.

En Olivenza se sigue utilizando esta expresión, de origen portugués, para denominar a aquellas personas que igual llevan la camisa por fuera, los pantalones caídos o la cremallera bajada... y no es ningún piropo. Hoy en día es muy común ver a jóvenes con los pantalones modernamente flojos y caídos, zapatillas desabrochadas, calcetines absorbidos... y a chicas enseñando más allá de debajo de la cintura (e incluso permitiendo entrever una ropa interior coloreada exenta del más mínimo erotismo). Estos jóvenes autómatas, teledirigidos por la idiosincrasia yanki, están perdiendo una de las más saludables costumbres hispánicas como es la de vestir bien.

Félix de Azúa dice que tras la segunda guerra mundial dejó de existir la cultura europea, la cual sólo ha prolongado un simulacro de existencia gracias a una vida vicaria importada de Estados Unidos, pero yo creo que aún es posible luchar por mantenerse firmes frente al coloso anglosajón y defender lo que por ser nuestro no es peor.
Por el bar de mi pueblo pululan a diario una serie espectros, cincuentones solteros que ya no esperan nada de la vida, y, pese a parecer extraídos de la Santa María de Onetti, al menos mantienen cierta dignidad en su porte y en sus ropas. Un ejemplo de que a pesar de todas las modernidades impuestas siempre quedará un rincón donde mantengamos nuestra libertad para preferir lo mejor.
Ante la invasión farragua nos quedan los cada vez más escasos bastiones de la sensualidad de una vestimenta hippie bien llevada y, por supuesto, algunos dibujos de figuras correctamente arregladas, ya que no hay nada más hermoso que el contoneo de unas nalgas generosas bajo unos vaqueros o una falda adecuadamente ajustada.

Necionalismos

Necionalismos ¡OÉ!

Las fronteras geográficas son hechos circunstanciales; si yo hubiera nacido en el mismo lugar hace trescientos años sería portugués, hace mil sería árabe y hace dos mil sería romano. Las únicas fronteras reales son las humanas y por donde camina un extremeño camina Extremadura, ya se encuentre en China o Honolulu.

Si el sentimiento nacionalista ha sido el germen que ha provocado los mayores desastres del pasado siglo ¿por qué se empeñan desde arriba en fomentarlo tanto? Desde los gobiernos se nos insta a una competencia insana ya sea en el deporte o entre los ejércitos. Los idiomas catalán y vasco son riquezas de nuestro país, el que menosprecia algo sólo por pertenecer a otra región o estado está creando más absurdos nacionalismos entre los agraviados. Camus afirmaba que él amaba tanto a su país que no podía ser nacionalista y Borges decía del nacionalismo que era la menos perspicaz de las pasiones. Se puede ser español y amar fervorosamente al País Vasco y se puede ser vasco y amar a España. A todos nos gusta nuestro pueblo, nuestra ciudad, nuestro origen, pero nadie ha de sentirse superior a otros por haber nacido en un lugar determinado o por hablar cierta lengua.

Cuenta Vila-Matas en un artículo una historia verdadera de un hombre por cuya casa pasaba, atravesándola en diagonal, la frontera entre Polonia y Rusia. Un día le preguntaron qué prefería ser, polaco o ruso. “Polaco” dijo sin titubeos. “¿Por qué?” Le preguntaron. “Porque en Rusia hace más frío” contestó.

Los árboles de San Francisco de Olivenza

Los árboles de San Fco de Olivenza.

Mis amigos dicen que lo notan en que cada vez hay menos pájaros. Yo, en mi última visita al pueblo, conté trece árboles menos; trece que se hallaban en una de las partes más altas, junto al depósito del agua. Bajo sus sombras habíamos jugado muchas veces, y nos habíamos hecho mayores construyendo chozas que ellos soportaban; eran la mayoría eucaliptos. Franco ordenó que en los pueblos del Plan Badajoz (como S. Fco) se plantaran muchos eucaliptos para luchar contra el paludismo, ¡qué pena que no fueran también buenos contra el palurdismo! Ese mal que afecta a los responsables últimos de su tala indiscriminada. Entiendo que en ocasiones es necesario e inevitable que se corten unos cuantos, para hacer nuevas casas quizás, pero es inexcusable que no se replanten en algún otro lugar. Ya no dudo sobre que esta funesta deforestación no se deba a ningún malvado; ya estoy seguro de que se debe a algún palurdo, porque el malvado descansa de vez en cuando, en cambio el palurdo no descansa nunca, y nunca ha dejado de menguar el número de árboles en el pueblo.
A ver si con esto al menos consigo hacer algo por esos árboles que tanto hicieron por nosotros en nuestras vidas; no es justo que permanezcamos de brazos cruzados mientras sigue desapareciendo lo mejor de nuestro pueblo.

La democracia... esa dictadura de la estadística

La democracia; esa dictadura de la estadística.

Los atenienses inventaron el ostracismo, una votación democrática en la que se escribía en un trozo de cerámica (ostrakón) el nombre de la persona que se pretendía expulsar de la ciudad. Con 6000 votos se desterraría a Arístides, a quien abordó un anciano medio ciego y le pidió que escribiera “Aristides” en su cerámica. Pero ¿qué mal te ha hecho ese Aristides para que quieras mandarle al destierro? Y el anciano contestó: Nada, sólo que estoy harto de llamarlo el justo.

No quiero agujerear al sistema político menos malo que ha existido en la historia del país (a pesar de que tanto muchos ladrones compadres felipistas como numerosos farsantes caciques aznarianos se han empeñado durante años en eliminar la ilusión depositada en él), tan sólo deseo concienciar a la gente de:

1.Como dice Saramago, esto, más que una democracia, es una tomadura de pelo, dado que quienes realmente mandan (jefes de multinacionales, el presidente del FMI, el de la OTAN, el de la ONU...) no han sido elegidos por votación popular.

2. La masa es tan moldeable como fácil de arrastrar por la corriente. Es más sencillo convencer de una vez a muchos que a uno sólo, por lo que una democracia puede acabar convirtiéndose en un alud de mediocridad.

Pericles, quien más defendió la misma democracia que poco después asesinaría a Sócrates, lloraba en el juicio en el que el vulgo condenaba a la mujer que amaba; pero no lo hacía por ella, sino porque se daba cuenta de que el sistema que él había defendido durante toda su vida se había convertido en una incubadora de ruindades humanas.

Ojalá llegue pronto el día en que nos merezcamos vivir sin mantener a ningún gobierno.

Extremadura se asoma

Extremadura se asoma.

Jose Manuel Calderón se ha convertido en uno de los mejores baloncestistas del país, Sánchez Adalid nos ha maravillado con una serie de novelas históricas cuya calidad ya quisieran muchos libros de laboratorio tipo Código da Vinci, María Antonia Trujillo ya es una de las que mueve los hilos desde lo más alto del ministerio de la vivienda, a Ibarra lo invitan a debatir sobre nacionalismos en Telemadrid...

En el año 97, en un local en la plaza de San Francisco en Badajoz, asistí por casualidad a un concierto de una cantante desconocida. Antes de que la canción la hicieran famosa Los Rodríguez, aquella chica cantó “Mucho mejor” con tal fuerza y sentimiento que a los allí presentes nos dejó totalmente boquiabiertos, aunque ninguno de nosotros se habría atrevido a augurar el implacable éxito de Bebe. Una extremeña que igual rompe lanzas a favor de las mujeres maltratadas que aparece semidesnuda en las revistas desafiando los burdos cánones de mujeres tetonas-anoréxicas con los que nos bombardean los medios. Una extremeña que pasea nuestro sano y sencillo acento con elegancia por los cuatro puntos cardinales.

Ya va siendo hora de sacar de la ignorancia a tanto palurdo al que Extremadura le suena a subdesarrollo, a tanto inculto que sigue suponiendo que nuestra región es el lugar más oscuro del país y creen que continúa anquilosada en la idiosincrasia de caciques y cazurros.

El teléfono móvil

El teléfono móvil.

Ya no es suficiente con que tengan radio o acceso a internet, ahora además tienen que hacer fotos. La moda de los móviles ha invadido este país de una manera terriblemente enfermiza, se nota que, sobre todo los más jóvenes, lo tienen como un signo de clase y distinción. Parecen sentirse superiores con la maquinita en la oreja, gesticulando y discutiendo como si su disputa sobre sacar a orinar al perro o no, fuera, en realidad, sobre si se ha de lanzar una bomba atómica. Creen que estar a la moda es poseer el último modelo de móvil, cuando estar a la moda es leerse todos los años el Quijote.

Hasta hoy había sido el coche la principal base materialista utilizada por la gente menos dotada intelectualmente para diferenciar a unos de otros. A una gran mayoría no le importaba hipotecar su futuro (el futuro no es más que un invento de los bancos) con el fin de poseer un grandioso auto que promoviera el ascenso de nivel social con respecto a sus conocidos (si hay una diferenciación posible entre personas, sin duda, es la cultural), pero el teléfono portátil le ha comido el terreno ya que es mucho más accesible y barato.

Muchos ya no saben cómo era la vida cuando no había móviles, y si se ven obligados a prescindir de él durante un par de días se sienten tan desvalidos como si les hubieran cortado las piernas. Yo comparto la opinión del sargento Bevilacqua, ese fascinante personaje de Lorenzo Silva: El móvil es el más salvaje y abyecto atentado que el progreso tecnológico ha producido contra uno de los pocos tesoros espirituales del hombre: la soledad.

El litigio de Olivenza

El litigio de Olivenza.

Olivenza es más conocida en Portugal que en España. Perteneció durante varios siglos a los lusos (1297-1657 y 1688-1801) por lo que, entre otras razones, éstos siguen reclamándola como suya. Hace poco incluso la CIA la declaró zona conflictiva (a lo que el alcalde respondió: si la CIA se equivoca en cosas tan limpias y sencillas, cualquiera se fía de los demás asuntos).

Tengo la solución. ¿Por qué tendríamos los oliventinos que ser los únicos habitantes de España con derecho a ser ciudadanos portugueses? ¿Por qué no en lugar de Olivenza para Portugal, España para Portugal?

Sería maravilloso aprender los poemas de Pessoa en el colegio, podríamos decir que Saramago es nuestro premio nobel, seríamos campeones por clubes y subcampeones por selecciones de Europa en fútbol, el bacalao dorado está mejor que el cocido, se nos contagiaría algo de su tan acertada cultura políglota, nos podríamos jactar de haber derrocado a una dictadura con una revolución sin sangre, escucharíamos más bellos fados por la radio y podríamos sentarnos a mirar melancólicos al horizonte sintiendo la saudade...

Imagino a ese pobre españolazo de pro, poseído por un abyecto sentimiento nacionalista, temblando con las páginas del periódico asidas por unos dedos sudorosos y preguntándose: ¿Qué coño dice este capullo?

Deixo ao cego e ao surdo
A alma con fronteiras
Que eu quero sentir tudo
De todas as maneiras. (Fernando Pessoa).

La monarquía



La familia real, o nuestra peor factura, tuvo una importancia crucial en el correcto desarrollo de la transición. El rey, como jefe de estado, apaciguó las rabietas militares por la legalización del partido comunista y dio la cara tras la charlotada del 23-F, ayudó al bueno de Suárez (ese tahúr del Missisipi con camisa floreada, como lo llamaba Guerra) a olvidar rencores y a construir la ilusión de una nueva democracia, pero hoy en día la existencia de la monarquía carece de sentido.

En los dos años de la segunda república se construyeron más escuelas en España que durante los dos siglos anteriores, fue la época de mayor esperanza de nuestra historia, no sólo se llevó la luz a oscuros pueblos enseñando a leer sino que, lo que es más importante, se despertó en muchos unas imparables ansias de conocer.
Los borbones, tan golfos a lo largo de la historia, muestran hoy una imagen bastante recatada. Isabel II deterioró el prestigio de la casa real con sus escándalos amorosos, todo lo contrario a la casa real inglesa donde la reina Victoria era un ejemplo para la sociedad, es curioso que ahora sean los ingleses los que tengan la familia real golfa.

No es porque sean unos carísimos embajadores o porque aboben al vulgo son sus parafernalias de bodas y bribones, sino porque en la sociedad actual no debería haber cabida para las desigualdades, para que uno por nacer a partir de unos padres ya pueda considerar a muchos como sus vasallos, para que uno sea más importante y reconocido que los demás sin habérselo ganado.

Yo, obstinado de mí, aún sigo soñando con una tercera república.

Inmenso Cortázar


“Me acordé de uno de los temas favoritos de Cortázar: decía que los cronopios tenían un ángel de la guarda. Los cronopios no sólo se reconocían entre sí por más lejos que vivieran o que hubieran nacido, sino que además, cuando un cronopio moría, se convertía en el ángel de la guarda de otro cronopio”

“Rayuela comienza con el encuentro de Horacio Oliveira y la Maga en el Puente de las Artes de París: “Y sonríe sin sorpresa, convencida de que un encuentro casual era lo menos casual de nuestras vidas y que la gente que se da citas precisas es lo mismo que necesitar papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo del dentífrico”.

“...algo me dice que vos y yo venimos ya de una especie de relación anterior, avatares de otra remota amistad que no hará más que continuar, como si siempre nos hubiéramos nos hubiéramos encontrado en París o en cualquier rincón del mundo. Déjame ser el unicornio que bebe de la mano de la doncella en los tapices medievales; a su manera, él es feliz, está colmado”.

“¿sabes una cosa? A los pocos días de la muerte de Carol, levanté el teléfono y escuché un mensaje grabado. Era de Onetti, decía: “El de arriba es un hijo de puta”.

“Bichito, sé que serás benévola con estos poemas, cuyo único delito es haberlos escrito; pero a lo mejor no podía hacer otra cosa, la que hubiera querido, y sin embargo, te los debo, como te debo tantas otras cosas, sé que me vas a perdonar, y sé que los leerás con tu media sonrisa llena de ternura y de comprensión, porque vos leés más allá de las palabras, que es donde se encuentra el verdadero texto”.

“Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad
tan obvia de quererte
como la mano izquierda
enamorada de ese guante
que vive en la derecha”.