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Friday, February 25, 2011

UNED, un negocio chapucero

El 18 de enero fui a Mérida a examinarme de estudios ingleses. Estaba de mal humor porque, debido a una horrible planificación, me habían puesto tres exámenes (dos de primero y uno de segundo) a la misma hora. Cuando entré, me dijeron que, según una norma, no está permitido examinarse de más de un examen a la misma hora, y que perdería la convocatoria de los otros dos. Me explicaron que también podría haber ido antes otro día a hacer un examen, pero que en ningún caso me habría sido posible hacer los tres. ¿A la hora de aceptar mi dinero de la matrícula no ponen ningún impedimento pero después no me dejan examinarme de mis tres asignaturas? Lo que más me dolió no fue el dinero perdido (matrícula y libros) sino todo el tiempo que invertí en el estudio. Y es que esos libros no te permiten aprender por el simple placer de hacerlo. Aunque hay algunas asignaturas interesantes y trabajadas, la mayoría siguen libros de la editorial UNED (los más caros). El negocio consiste en que los profesores, autores de esos libros, son los que luego te examinan. Para que te aprueben tienes que comprar sus libros. En ellos abundan las faltas de ortografía, hay repeticiones de párrafos por abuso del copia y pega, los textos no están bien distribuidos (al final de las líneas no se cortan las palabras con guiones)... Para sacar más beneficios han prescindido de correctores. Son libros que tras los exámenes no tienen más utilidad que la de nivelar algún mueble. Quise hacer una reclamación y la presidenta del tribunal me contestó que no me serviría de nada. Llamemos a Madrid para lavarnos las manos, dijeron entre ellos. Me resigné a elegir uno de los tres (perdiendo las notas de los trabajos de los otros dos, incluido un 10 en una parte oral). Durante el examen comenzó a sonar un móvil. Nos mirábamos cabreados y asombrados los unos a los otros. Como docente que soy, sentí una terrible vergüenza ajena cuando, al cabo de un minuto, la presidenta del tribunal vino corriendo desde la otra punta de la sala y cogió el teléfono de su bolso. El colmo fue la posterior conversación por su móvil de otro miembro del tribunal ante más de cien personas concentradas en sus exámenes. ZP llegó al poder gracias a los jóvenes y dijo que nunca lo olvidaría, que jamás les fallaría. La mayoría de los alumnos de la UNED son jóvenes seiscientoeuristas que necesitan el título para progresar en su trabajo o buscar algo diferente. Enriquecerse a su costa es un acto demasiado vil. ¿Tan mezquinos somos los españoles como para merecernos una universidad a distancia tan abyecta, estéril y desastrosa como la UNED?