Contador de cronopios

Free Hit Counter

Wednesday, January 09, 2013

Yoigo-Almendralejo y el poder ciudadano


         

           Nunca antes había pagado por un móvil. Si es un aparato que hará que factures miles de euros de tu bolsillo a una compañía, no me cuadraba que hubiera que pagar por él. Aun así, hace unos días compré por 99 euros un Samsung en Yoigo-Almendralejo. A los siete días la batería dejó de funcionar. Tenía óxido. Quizás le había entrado humedad. Tras tres semanas mareándome, Yoigo no me ha dado ninguna solución. ¿Compras un aparato electrónico por 99 euros y no te dan ni siquiera una semana de garantía? Por otro lado, hace poco vi un cargo en mi cuenta del que no sabía. Cuando fui al banco me dijeron que ellos mismos me habían cobrado una especie de mantenimiento. Al reclamar, me devolvieron el dinero, pero, ¿y si no hubiera reclamado? Al ciudadano no le queda más remedio que convertirse en un incansable vigilante de absolutamente todo para que no le claven facturas de más en teléfono, luz, compras, agua, bancos... Y uno acaba bastante quemado. Los ciudadanos deberíamos ser conscientes de que el poder es nuestro. Si dejáramos de usar móviles, sus compañías se arruinarían, si no nos matriculáramos en las universidades, conseguiríamos que bajasen las tasas, si no usáramos los bancos, se hundirían. Todos estos tiburones piensan que, forzosamente, seguiremos usando móviles, bancos... Por eso creen tenernos en sus manos y abusan de nosotros todo lo que pueden. Se aprovechan al máximo gracias a aquellos que aceptan resignarse. Antonio Montesinos un día decidió ponerse en contra del imperio más grande de la historia, la España de Carlos I, denunciando los abusos a los indios. Y removió tantas conciencias que logró casi erradicar el maltrato y aceleró las independencias de muchos países cruelmente colonizados. En 1955, Rosa Parks, una mujer negra, decidió no cederle su asiento a un blanco en el autobús, que era lo que imponía una injusta ley en Alabama. Aquello provocó un cambio radical hacia la igualdad en la conciencia americana. La sociedad abrió los ojos ante el racismo. Se cambiaron miles de leyes. Como decía Thoreau, la fuerza de una sola persona con razón puede cambiar civilizaciones.
Así, animo a todo el mundo a que proteste ante cualquier injusticia. Sin miedo. Los ciudadanos tenemos mucho más poder del que creemos. El poder es nuestro.