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Monday, March 13, 2006

Olivenza; ciudad de Dios.

Mis entrañas ya no consiguen sujetar por más tiempo este grito de rabia. Vivo, con otros 600, en San Francisco de Olivenza, aunque Ramón Rocha se ha empecinado durante su mandato en borrarnos el "de Olivenza". Pese a pagar los mismos impuestos, en este humilde y olvidado rincón sí se permite la tala indiscriminada de árboles, las mismas tristes instalaciones deportivas se caen a trozos desde la prehistoria, no se organiza jamás una actividad cultural, a los municipales se les borró nuestra ubicación en sus mapas y, desde la 'ciudad de dios', creen arreglarlo todo con una mísera dádiva para nuestras sencillas fiestas patronales y con las ilusorias e idénticas promesas de cada víspera electoral.Don Ramón ha hecho incontables progresos en su 'ciudad de dios', pero olvida a estos ciudadanos de segunda de su municipio. El oliventino medio se caracteriza, además de por su amexicanado acento, por girar la cabeza con cierto desprecio hacia todo lo portugués, olvidando toda la cultura, historia y valiosa tradición que a ellos les debe, de la misma forma que don Ramón tuerce la vista, con una mueca de malestar, a sus convecinos de segunda cuando le pedimos que arregle las aceras de nuestras calles. Quizás sólo algo así como un 'puertohurracazo' fuera capaz de devolver la vista a nuestro amnésico alcalde. Creo que don Ramón, como sucedía con los emperadores romanos, ha prolongado ya demasiado su mandato.

Respuesta a don Jose María Méndez

Disculpe el tratamiento. Lo normal sería 'querido vecino', pero no puedo hacerlo así porque usted no reside en San Francisco de Olivenza, ni está empadronado, ni paga impuesto alguno que ayude a corregir las diferencias que alega en su visceral escrito.

Ignoro a qué se refiere con eso de la tala de árboles, pero tenga por seguro que si hubiera que instalar alguna industria que mejore la calidad de vida de los vecinos se estudiaría el caso. Antes está el trabajo que alguna sombra para los que vienen de fuera y en raras ocasiones. Las instalaciones deportivas (campo de fútbol, pista polideportiva, vestuarios...) todos los años se arreglan. Pero no somos responsables de que no se utilicen por falta de equipos. No creo que exista un solo oliventino que sienta desprecio por sus raíces portuguesas. Todo lo contrario: se mantienen, cultivan e incrementan día a día. Pero este lapsus es perdonable porque usted no vive en esta tierra.

Le doy la razón en que las pedanías de Extremadura merecen un tratamiento específico para todas ellas. Pero le diré que las inversiones del Ayuntamiento de Olivenza en San Francisco equivale en los dos últimos años a 183,81 euros por vecino, cuando la media para los ciudadanos de Olivenza es de 65,50 euros. Este solo dato invalida su carta. Pero usted conoce, además, las inversiones que se hacen todos los años. Actualmente el antiguo secadero de tabaco se está remodelando como segundo centro cultural. Sin olvidar el privilegio que tienen los vecinos de San Francisco al adquirir un solar de 240 m2 por 240 euros.

Más que sus despropósitos me preocupa la barbaridad de recordar a los extremeños el luctuoso suceso de Puerto Hurraco, que todos debemos olvidar. Amplía usted este desagradable comentario comparando mi mandato al de los emperadores romanos. Le contesto recordándole que soy elegido democráticamente cada cuatro años y que, en las últimas elecciones municipales, el porcentaje de votos del colegio electoral de San Francisco de Olivenza para la candidatura del PSOE, que tuve el honor de encabezar, fue de 71,62% de los votos emitidos. Este veredicto popular algo debe decirle.

En respuesta don Ramón Rocha

En respuesta a Don R. Rocha de Olivenza desde su pedanía de San Francisco.

Señor alcalde:

La primera vez que le hablé fue hace unos 15 años. En una de sus visitas de frecuencia olímpica dio un mitin en S.Fco y, al final del mismo, alcé mi voz, aún púber, para pedirle unas pistas de fútbol sala (en Olivenza hay 14), usted hizo un chiste fácil, provocando las risas de sus pajes y mi sonrojo, para después prometerme que, en breve, tendríamos esas pistas. Las susodichas aún no han aparecido pero al menos compruebo que, con la ayuda de letra impresa en HOY, ya sí me hace caso. A diferencia de usted, yo sí he nacido y me he criado en Olivenza, lo cual no es circunstancia necesaria para tener derecho a gritar ante una injusticia en el municipio, y si me he visto obligado a emigrar ha sido por la escasez de trabajo (algo de culpa tiene usted en ello). Basa su escrito en estadísticas pero éstas las usa cada uno según le convengan, en cambio, no le ha convenido acordarse de las aceras desconchadas, el asfalto roído o la triste situación de las escuelas (hay un enorme agujero en el patio desde hace años y los gamberros hacen destrozos a sus anchas). Cada vez que regreso se me parte el corazón al comprobar la desaparición de unos cuantos árboles más; usted arrancó la alegría de los jardines a la entrada de S.Fco, se cargó el inmenso jardín que coronaba la plaza y cementó esos terrenos para, ahora, haciendo acopio de la demagogia más vulgar y con unos tintes tenebrosamente mussolinianos, afirmar que “antes está el trabajo que una sombra para los que vienen de fuera”. Esta frase me ha hecho comprender a Ramón Rocha más que todo lo anterior. Olivenza debe su nombre a la abundancia de olivos y el bien más valioso de S.Fco, además de sus gentes, son sus árboles; el que los destruye está destruyendo una parte del pueblo y, por lo tanto, una parte de nosotros mismos.