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Wednesday, July 14, 2010

American dream.


Decía Joyce que los EE.UU estaban formados por las barreduras de todos los países. Un país joven que ha crecido gracias a gente que arriesgó dejándolo todo con el sueño de llegar a la cima, un país que llegó a ser el primero del mundo gracias a las guerras. Tras la destrucción de la industria de Japón y Alemania en la segunda guerra mundial, la General Motors comenzó a vender millones de coches, la capital del mundo pasó de Paris a NY, el nivel de vida subió: la familia media, con casa, jardín y perro, se mantenía sobradamente con un sueldo, cambiaba de coche cada tres años, tenían cuatro semanas de vacaciones pagadas... pero Europa y Japón se rehicieron. A Carter le dio por criticar el consumismo: uno no es lo que tiene sino lo que hace, así que había que buscar a otro, un comunicador creíble y manejable. Los bancos pondrían en su puesto a un actor, un vendedor... Reagan. Se redujeron impuestos a los ricos, se destruyó la industria para obtener beneficios rápidos, se agrandó la brecha entre los que tienen de sobra y los que viven de sobras y se alentó a la gente a vivir con dinero prestado. Los jóvenes piden préstamos para estudiar a intereses de locura, fabricándose así esclavos modernos que viven pagando y mueren debiendo, hasta llegar al punto de que al que trabaja no le queda tiempo para hacer dinero. Hoy, las compañías de usura están en alza, se producen a diario desahucios de gente trabajadora, los países subdesarrollados cuanto más pagan más deben, dejando de ser gobernados por ellos mismos y, claro, como dicen los turcos, quien bebe a cuenta se emborracha el doble. Se ha impuesto la cultura del miedo, provocando que la gente sacrifique su libertad en pro de una innecesaria seguridad. Las empresas de sanidad privada dan bonus a los empleados que evitan que gente media sea cubierta por el seguro gracias a la letra pequeña del contrato, la gente enloquece y dispara por doquier con armas que compra en un supermercado. Es el país que más contamina y que más viola los derechos humanos. Pero jamás será condenado, porque tiene las llaves de todas las cárceles. Decía Roosevelt que “ningún triunfo pacífico es tan grandioso como el supremo triunfo de la guerra” (en 1906 le dieron el nobel de la paz). Trató de imponer un gobierno en Vietnam que ellos no querían, así que descargó allí más bombas que las arrojadas en toda la segunda guerra mundial. En Nicaragua provocó una guerra de diez años porque se negó a ser su satélite; gastaron millones en propaganda para que los sandinistas, que alfabetizaban pobres, reducían la mortalidad infantil... fueran vistos en el mundo como demonios. Desarrolló una guerra en Colombia para que Panamá se independizara y así poder construir el Canal. Cambiaron al bueno de Allende por el sanguinario de Pinochet. Hicieron desaparecer tres millones de vidas en Irak para tener más petróleo. Trabajaron duro para que cayera el comunismo, pero ahora Moscú es una de las ciudades más peligrosas, donde la mafia se ha adueñado de todo, donde hay el doble de casinos que en Las Vegas y los sueldos han caído a la mitad, donde el modelo ya no es el policía, el maestro, el bombero que ayuda a la mejora del ser humano, sino el mafioso que se ha hecho rico extorsionando al pobre. Su Congreso rechazó dar 700 mil millones de dinero público a los titanes de Wall Street, pero a los pocos días esto se hace, aunque, claro, así como si los hombres parieran, el aborto sería legal, si el voto cambiara algo sería ilegal.