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Wednesday, November 24, 2010

Donde las dan las toman.



Jugamos repetidas veces al dilema del prisionero. Hay dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, se les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a diez años y el confidente liberado. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos lo niegan, ambos serán encerrados seis meses. Ha sido demostrado que la mejor estrategia consiste en callar en la primera ocasión y actuar en las siguientes exactamente

como el otro ha hecho en la anterior. Es decir, si el otro prisionero ha confesado, nosotros nos vengaremos confesando en la siguiente; si calla, nosotros callaremos en la siguiente.

Desconocemos la elección del otro. Si elegimos ser paloma y el otro también, ganamos quince puntos cada uno, si somos paloma y el otro halcón, el halcón gana cincuenta y la paloma nada, si los dos elegimos halcón, ambos perdemos veinticinco. La mejor estrategia es, como en el caso anterior, el “donde las dan las toman”.

Nash ganó un nobel con esta teoría. Propuso aplicar a la economía, a la relación entre empresas, la misma solución. Ésta es aplicable a muchos campos: dos países en guerra fría. Ambos tienen dos opciones: o incrementar las armas o llegar a un acuerdo para reducirlas. Ninguno de los dos está seguro sobre si el otro acatará el acuerdo; así, ambos se inclinarán hacia la expansión militar. Dos ciclistas que o cooperan para alejarse del pelotón o uno permanece al rebufo del otro para adelantarle al final, en cuyo caso correría un serio riesgo de que el pelotón los alcance. Hay dos vías por donde circulan coches y ninguna tiene preferencia sobre la otra: si todos los conductores colaboran y hacen turnos para pasar, la pequeña espera se justifica por el beneficio de no generar un atasco. Si alguien no colabora y el resto sí, se beneficia el no-colaborador generando un desorden que perjudica a todo el resto. Si nadie quiere colaborar y todos tratan de pasar primero, se formará un tremendo atasco.

En uno de sus casos, Dupin, héroe de Poe, logró descubrir que una banda no era responsable de un delito mediante una estratagema. Puso un anuncio ofreciendo recompensa e inmunidad al que confesara. Los de la banda, más que codiciar la recompensa o pensar en escapar, temían la traición de un compañero. Cada uno trataría de traicionar a los demás antes de ser traicionado por ellos.

5 comments:

Evita said...

¿Qué te pasa, Córtazar? Te veo un poco pesimista. ¿Te estás haciendo mayor? ;-) Se acerca la Navidad...

cortázar said...

Ya te echaba de menos. Ya sabes, soy de corazón optimista, pero la experiencia y el pesimismo crecen siempre juntos.

Evita said...

No tenía nada interesante que aportar a tus entradas (que no nos prodigas mucho últimamente). Mantén el corazón optimista por encima de la experiencia y el pesimismo.
Estoy con Arturo Barea que, de momento, se está "forjando". Tiene cosas en común con nuestro jinete andaluz (¿y contigo?)

cortázar said...

Creo que todos estamos del mismo lado, incluida tú. Gracias por seguir con tus comentarios...

Evita said...

Gracias a ti por tus reflexiones que nos proporcionan "food for thought". Sí, parece que estamos del mismo lado en muchos sentidos... No es fácil encontrar a personas con quienes compartir inquietudes; cada vez resulta más difícil diría yo (no sé si es la "experiencia" o esta sociedad de valores extraños con los que cada día me identifico menos). Tu blog es un oasis en el desierto...